Ibsen introduce en
sus obras la complejidad del alma humana y expone en toda su desnudez sus
prejuicios, hipocresías y convenciones. La moral burguesa o victoriana,
constituye el blanco predilecto de las observaciones del autor. En Casa de muñecas,
aborda el problema del feminismo, no en el sentido particular de los derechos
políticos sino en el más general de la personalidad femenina y su liberación.
Nora, protagonista
de la obra, mujer objeto, muñeca, atravesará un largo proceso de conciencia, al
final del cual, con la asunción de la total responsabilidad de sus acciones,
alcanzará la total dignidad humana.
Nora
- Se expresa exageradamente en casi todas las escenas. Aunque esta forma de actuar irá evolucionando, pues en el tercer acto ya vemos el giro completo que da.
- Es un personaje bastante peculiar, actúa de forma jocosa, tararea, es hiperactiva como una niña. En escenas importantes o de tensión, termina muy agitada y nerviosa.
- Agita sus manos al hablar y para decir una idea prácticamente atraviesa el escenario.
- Siempre está sonriendo, como para demostrar la felicidad que ella profesa tener. También en momentos de alegría suelta una risa nerviosa que es capaz de contagiar al espectador por la simpatía.
- Es tratada como una niña y un objeto por su esposo, Helmer
Escenas
Acto primero
-Nora. ([…] Nora cierra la puerta. Continúa
sonriendo mientras se quita el abrigo y el sombrero […] Se pone a tararear otra
vez según se dirige a la mesita de la derecha.)
-Nora. (Juguetea
con los botones de la chaqueta de su marido, sin mirarlo.)
-Nora. […] (Se
levanta de repente, palmoteando)
-Nora. (Sonríe y
canturrea.) No me haga caso. (Paseándose) […].
-Nora. […] (Le
mete una almendra en la boca) […] (Paseándose.)
- Nora quita los
abrigos a los niños, desparramándolos por la escena…/ Se ponen a jugar todos,
riendo y alborotando, en el salón y en la biblioteca de la derecha. Por fin,
Nora se esconde debajo de la mesa. Los niños irrumpen precipitadamente, sin
encontrarla; pero, al oír su risita contenida, se lanzan todos hacia la mesa,
levantando el tapete, y la descubren. Ruidosa alegría. Nora sale a gatas como
para asustarlos. […].
Acto segundo
-Nora. (Loca de
angustia, se queda como clavada en el sitio, y murmura.) […] (Se pasa la mano por la cara, recobrándose, y va a abrir la
puerta de la antesala. […])
-Nora.
(Mirándolo un momento) ¿No le da vergüenza…? (Le golpea ligeramente en una
oreja con una de las medias.) […].
-Nora. (Saca de
la caja una pandereta y un mantón multicolor. Se lo pone nerviosamente y de un
salto se planta en medio de la habitación gritando.) ¡Toca ya! Voy a bailar.
Acto Tercero
-Nora. (Tantea
en torno suyo con ojos extraviados, coge el dominó de Helmer y se envuelve en
él, mientras murmura, con voz ronca y entrecortada.) ¡No volver a verlo jamás!
¡Jamás, jamás, jamás! (Echándose el chal por la cabeza.) Y los niños…no volveré
a verlos tampoco nunca… ¡Oh!, el agua helada…y negra… ¡Ah! ¡Si todo hubiera
pasado ya!...Ahora la abre, la estará leyendo…No, no, todavía no. ¡Adiós,
Torvaldo!... ¡Adiós, hijos míos!
(A continuación, ejemplos del giro en su actitud)
-Nora.
(Mirándolo fija, con una expresión creciente de rigidez.) Sí, ahora es cuando
realmente empiezo a comprender…
-Nora. (Con fría
tranquilidad) Sí.
-Nora. (Sin
inmutarse) […].
Los personajes masculinos
· Son un poco estáticos o sus
movimientos son muy tranquilos, nada extremos.
· No son muy expresivos al hablar
y se desplazan por el escenario cuando se trata de algún giro en el tema de
conversación o para tratar un punto importante.
· Como buena representación de lo
que significa ser un hombre, en especial un caballero, están siempre bien
plantados y muestran elegancia y sutileza con sus gestos.
· Helmer sonríe constantemente al
dirigirse a su esposa, de una forma tal vez burlesca o de subestimación;
además, la malcría. También usa mucho el contacto físico al tener diálogos con Nora
en los que se refiere a ella como un pájaro, una muñequita, etcétera. (Por
ejemplo: tomarla por la cintura, abrazarla, tomarla de las manos.)
Escenas
Acto Primero
-Helmer. ¡Nora!
(Se acerca a ella y, bromeando, le tira de una oreja) ¿Reincides en tu ligereza
de siempre? …[…].
-Helmer. Querida
Nora, no puedes negarlo. (Rodeándole la cintura.) […].
-Helmer.
(Riendo.) Eso sí es verdad. Todo lo que puedes; pero lo que pasa es que no
puedes nada.
-Helmer. (La
amenaza con el dedo.) ¿Qué diablura habrá cometido esta golosa en la ciudad?
-Doctor Rank.
(Encogiéndose de hombros.) Es ese punto de vista el que convierte la sociedad
en un hospital.
-Krogstad.
(Reprimiéndose.) Óigame, señora. Si hay que hacerlo, lucharé con todas las
armas por mantener mi puesto en el Banco.
-Krogstad.
(Avanza un paso hacia ella.) Oiga, señora…, […].
-Helmer. […]
(Poniéndole una mano sobre la cabeza.) ¡Querido pajarito cantor!
Acto Segundo
-Doctor Rank.
(Bajando la voz, con la mirada en el vacío.) ¡Y tener que abandonarlo todo!
Acto tercero
-Krogstad.
(Apretando los puños.) ¿De manera que fue así? ¡Y todo…por dinero!
-Helmer. (Le da
un beso en la frente.) Ya empieza a hablar la alondra como una persona. […].
-Helmer.
(Molesto, en voz baja.) ¡A quién se le ocurre…! ¿Qué querrá ahora? (Sube la
voz.) […].
-Helmer. (Disimulando
una sonrisa.) Eso sí, no cabe duda.
La señora Linde
· A pesar de su papel ligeramente
triste por su situación sentimental de no saber qué hacer para seguir feliz,
también se desplaza ampliamente por el escenario.
· Su gestualidad no es tan
exagerada como la de Nora pero sigue siendo más expresiva que los roles
masculinos. Se puede decir que representa el equilibrio: es el intermedio entre Nora y los roles masculinos.
Escenas
Acto primero
-Señora Linde.
(Sonríe tristemente mientras le acaricia el cabello.) Son cosas que ocurren a
veces, Nora.
-Señora Linde. […]
(Se levanta, intranquila.) […].
Acto segundo
-Señora Linde.
(Cosiendo.) ¿De manera que te disfrazarás mañana…? […].
-Señora Linde.
(La mira con fijeza, deja la labor y se levanta lentamente.) Nora, tú me
ocultas algo.
Acto tercero
-La Señora
Linde, sentada junto a la mesa, hojea distraídamente un libro. Hace un esfuerzo
para leer, pero parece que no puede concentrarse. De cuando en cuando mira con
atención hacia la puerta.
-Señora Linde.
(Mirando su reloj.) Aún no…y ya ha pasado la hora. Con tal que… (Escucha de
nuevo.) ¡Aquí está! (Sale a la antesala y abre con cuidado la puerta del piso.
Se oyen pasos por la escalera. En voz baja.) Pase. No, no hay nadie.
Acotaciones
- Tanto las acciones de Nora como las de la señora Linde son las que en el fondo tienen mayor peso para el desarrollo de la historia. Su presencia en la mayoría de las escenas y su notable actuación signada por su gestualidad y desplazamientos marcados dan constancia de su influencia: le dan direccionalidad a la historia.
- También se puede notar cómo los personajes hacen movimientos sutiles, rígidos o simplemente permanecen estáticos en escenas importantes o de alta tensión emocional, es decir: cuando el diálogo tiene un gran peso en su significado, los movimientos son mínimos. Cuando el diálogo es banal o menos significante, los movimientos son mucho más notorios y llamativos.
- Por último, las obras de Ibsen siguen la línea del Teatro Libre de André Antoine, y justamente por eso es notorio cómo los trajes de los personajes y la escenografía son usados de forma clave durante toda la obra, acompañando la dimensión gestual. No son un simple adorno, son parte del mensaje que se transmite.
Dimensión gestual de Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen.